El 5 de enero de 2014, el mundo del espectáculo mexicano se conmocionó con la noticia del fallecimiento de Alma Muriel, una de las villanas más icónicas de las telenovelas. La actriz, nacida el 20 de octubre de 1951, fue hallada sin vida en su hogar en Cancún, debido a un infarto agudo de miocardio. Su partida fue abrupta y prematura, lo que generó un profundo impacto en sus seguidores y colegas, quienes expresaron su pesar a través de las redes sociales.
Alma Muriel, quien nunca recibió formación formal en actuación, destacó por su talento innato y su capacidad para interpretar personajes cargados de drama. Su carrera despegó a los 19 años con un papel significativo en “Mecánica Nacional” y continuó brillando en producciones como “El extraño retorno de Diana Salazar” y “Fuego en la sangre”. A pesar de su éxito en la industria, su vida personal estuvo marcada por momentos difíciles, incluyendo una lucha contra la depresión en sus últimos años.
La actriz, que se había retirado del mundo del espectáculo y se había mudado a Playa del Carmen en busca de tranquilidad, vivió sus últimos días en soledad, acompañada únicamente por personal de servicio. Su muerte fue descubierta de manera trágica por una trabajadora del hogar, lo que añade un matiz doloroso a su partida.
Las exequias de Alma fueron íntimas y privadas, y parte de sus cenizas fueron esparcidas en el mar Caribe, un lugar que le brindó paz en vida. Su legado perdura a través de su filmografía y en la memoria de quienes la admiraron. La tristeza por su muerte se siente no solo por su ausencia, sino también por la soledad que la acompañó en sus últimos años, un recordatorio de la fragilidad de la vida incluso para aquellos que brillan en el escenario. Alma Muriel siempre será recordada por su contribución al arte y por los personajes que dejó en la historia de la televisión mexicana.