Osvaldo Quiroga lanza una feroz crítica a la película de Francella, desatando una tormenta en el mundo del cine argentino. En una reciente entrevista, Quiroga no escatimó en palabras al calificar el filme como “malísimo” y acusó a su creador de perpetuar una política cultural que favorece el entretenimiento vacío sobre la profundidad artística.

La controversia se centra en la incapacidad de la película para ofrecer un humor significativo, algo que Quiroga considera esencial. “Cuatro guionistas para chistes insustanciales de los años 80”, afirmó, dejando claro que la falta de creatividad y originalidad es alarmante. El crítico no se detuvo ahí; cuestionó la dirección del cine argentino y la visión de un artista como Francella, quien, según él, podría alcanzar mayores alturas si abandonara los clichés de la televisión.

La crítica no solo se limita a la calidad del guion, sino que también toca la responsabilidad social del cine. Quiroga lamentó que el filme se burle de temas sensibles, como el hambre, en un contexto donde muchos argentinos luchan por sobrevivir. “¿Qué significa burlarte de los curas villeros?”, se preguntó, subrayando la falta de empatía en la narrativa.

La reacción de los fanáticos y críticos ha sido inmediata, y la película ya se enfrenta a un torbellino de opiniones divididas. Algunos defienden su valor comercial, mientras que otros, como Quiroga, abogan por un cine que desafíe y haga reflexionar. La controversia está lejos de terminar, y el futuro del cine argentino podría depender de cómo se responda a estas críticas incisivas. En un momento donde la cultura está bajo ataque, la voz de Quiroga resuena con fuerza, exigiendo un cambio urgente en la industria.