**Reforma histórica y polémica en El Salvador**
En un giro sorprendente y controvertido, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha logrado la reelección indefinida tras la aprobación de una reforma constitucional en la Asamblea Legislativa, donde su partido, Nuevas Ideas, ostenta una abrumadora mayoría. Esta decisión, que ha desatado una ola de críticas tanto a nivel local como internacional, permite la reelección sin límites, amplía el período presidencial de 5 a 6 años y elimina la segunda vuelta electoral.
A pesar de las acusaciones de autoritarismo, el Departamento de Estado de EE. UU. ha respaldado la reforma, desestimando comparaciones con regímenes dictatoriales. Sin embargo, la oposición y organizaciones de derechos humanos han levantado la voz, advirtiendo que esta medida podría condenar a futuras generaciones a un ciclo de autocracia. La diputada opositora Marcela Villatoro ha denunciado que “están condenando a futuras generaciones solo porque quieren perpetuarse en el poder”.
Bukele, quien asumió su primer mandato en 2019 y fue reelecto en 2024 con casi el 85% de los votos, defiende la reforma citando ejemplos de democracias desarrolladas que permiten la reelección indefinida. Sin embargo, críticos señalan que estos países operan bajo sistemas parlamentarios, muy distintos al presidencialismo salvadoreño.
La situación es alarmante. Mientras el presidente ignora las críticas y afirma que le “tiene sin cuidado” ser llamado dictador, el clima de tensión crece. La aprobación de esta reforma no solo marca un hito en la política salvadoreña, sino que plantea serias dudas sobre el futuro democrático del país. Con un contexto de violencia y pobreza que afecta al 30% de la población, la lucha por el poder en El Salvador nunca ha sido tan intensa y peligrosa. La comunidad internacional observa con preocupación, mientras el pueblo salvadoreño enfrenta un futuro incierto.