El 24 de octubre de 1994, el mundo del cine y el teatro se paralizó ante la devastadora noticia: Raúl Juliá, el icónico actor puertorriqueño, había fallecido a los 54 años. Conocido por su papel como Homero Adams en “Los Locos Addams” y su interpretación de Bison en “Street Fighter”, Juliá dejó un legado imborrable en la industria del entretenimiento. Su vida, marcada por la lucha contra los estereotipos latinos, se apagó tras un accidente cerebrovascular que lo dejó en coma desde el 20 de octubre.

Juliá había asistido a la Metropolitan Opera House de Nueva York con su esposa, disfrutando de una de las pocas noches de descanso que le quedaban. Sin embargo, un intenso dolor abdominal lo llevó al Hospital Universitario de Northore, donde, a pesar de su deseo de regresar a la actuación, su salud se deterioró rápidamente. Los médicos hicieron todo lo posible, pero el actor, quien había enfrentado problemas de salud en el pasado, no logró recuperarse.

La noticia de su muerte resonó en todo el mundo, generando una ola de homenajes en Puerto Rico y Estados Unidos. Desde su infancia en San Juan hasta convertirse en una figura respetada en Hollywood, Juliá nunca dejó de luchar por sus convicciones. Su activismo humanitario y su compromiso con causas sociales, como “The Hunger Project”, lo convirtieron en un modelo a seguir para muchos.

El funeral, realizado el 27 de octubre en el Instituto de Cultura Puertorriqueña, reunió a una multitud que lo despidió con música y alegría, lanzando claveles al aire mientras se gritaba “¡Viva Puerto Rico Libre!”. Aunque su vida se apagó, su espíritu y su obra perduran, inspirando a nuevas generaciones de actores y activistas. Raúl Juliá, un verdadero ícono, sigue vivo en la memoria colectiva y en los corazones de quienes lo admiraron.