**Título: Trump y Bukele: Un Pacto Sinistro que Amenaza la Democracia en EE.UU.**

En un giro inquietante de los acontecimientos políticos, la reciente reunión entre Donald Trump y Nayib Bukele ha desatado una tormenta de preocupaciones sobre la erosión de los derechos humanos y la democracia. Lo que parecía ser una simple conferencia de prensa se convirtió en un espectáculo escalofriante, revelando un pacto que podría convertir a El Salvador en la nueva “cárcel externa” de Estados Unidos.

Durante el encuentro, la complicidad de Bukele se hizo evidente mientras Trump susurraba ideas autoritarias, como la construcción de más cárceles, sin ninguna objeción por parte del salvadoreño. Las risas de los asistentes contrastaron con la grave realidad de que esto significaría el encarcelamiento de ciudadanos estadounidenses en un país extranjero. Este acto no es solo un abuso de poder; es un escalofriante paso hacia la externalización de la justicia estadounidense, donde la ley se convierte en una herramienta para silenciar dissentidos.

La alarmante normalización de la desobediencia a la Corte Suprema y la risa ante la violación de derechos fundamentales son indicativos de un deterioro alarmante en la gobernanza. Los críticos han comenzado a cuestionar: ¿Está Bukele ayudando a Trump o aceptando el rol de carcelero del mundo? Esta pregunta no es solo retórica; es un llamado a la acción para todos aquellos que valoran la democracia y los derechos humanos.

La reunión no fue un simple intercambio de ideas, sino una radiografía de una sociedad en peligro. Mientras el poder se vuelve más arbitrario, la línea entre la justicia y la venganza se difumina, y lo que está en juego son los principios democráticos que tantos han luchado por defender. La urgencia de restablecer los límites de la autoridad nunca ha sido más clara. El futuro de la democracia en EE.UU. puede depender de nuestra capacidad para resistir y exigir que se respeten los derechos de todos, independientemente de su origen o creencias.