**Título: La Guerra Comercial Estalla: Trump y Canadá en un Choque Inminente**
El 2 de abril, el presidente Donald Trump desató una tormenta económica al declarar el Día de la Liberación, un día que, lejos de ser un símbolo de libertad, se ha convertido en un campo de batalla en la guerra comercial contra Canadá. Con la imposición de un arancel del 25% a productos clave como el acero, el aluminio y los automóviles canadienses, Trump ha encendido la ira de una de sus alianzas más cercanas, desmoronando años de cooperación económica.
La reacción canadiense fue inmediata y contundente. El primer ministro Justin Trudeau, visiblemente indignado, anunció que Canadá respondería con aranceles equivalentes sobre bienes estadounidenses valorados en 155,000 millones de dólares canadienses. “No cederemos ante esta agresión”, declaró, reflejando el profundo descontento que se extiende desde los altos funcionarios hasta los ciudadanos comunes, todos sintiéndose traicionados por lo que consideran un ataque a su economía.
La tensión no solo afecta a la relación bilateral, sino que también sacude los mercados financieros globales. Se estima que el nuevo impuesto podría incrementar el precio de cada automóvil en hasta $6,000, afectando tanto a consumidores como a fabricantes en EE.UU. y más allá. Las repercusiones de esta escalada ya se sienten, con el S&P 500 cayendo un 2% tras el anuncio.
Mientras tanto, la controversia se intensifica con la decisión de Canadá de excluir a Tesla de sus subsidios para vehículos eléctricos, en un movimiento que muchos interpretan como una represalia política. Mark Carney, primer ministro canadiense, dejó claro que no se utilizarán fondos de los contribuyentes para beneficiar a una empresa estadounidense que manipula el mercado.
A medida que líderes de todo el mundo, desde la presidenta de la Comisión Europea hasta el presidente de Brasil, se alinean en apoyo a Canadá, la pregunta que queda es: ¿será este el inicio de una guerra comercial sin fin o una posibilidad de reconstruir relaciones más justas? La situación se desarrolla rápidamente y el impacto de este conflicto podría cambiar no solo la economía de América del Norte, sino también el orden comercial mundial.