**Title: ¿Financiando a los Bigots? Mujer que Lanzó la Palabra N a un Niño Negro se Beneficia de un Peligroso Esfuerzo de Crowdfunding**
En un escándalo que sacude las redes sociales y las comunidades, Shiloh Hendricks, una mujer que fue capturada en video atacando a un niño negro con insultos racistas, ha recaudado más de 700,000 dólares a través de una campaña de crowdfunding. Esta situación alarmante revela la peligrosa normalización del racismo en el clima actual de Estados Unidos, donde los discursos de odio son respaldados y celebrados.
El video, que se ha vuelto viral, muestra a Hendricks en un parque, mientras profiere la palabra N contra un niño, aparentemente sin remordimientos. Su ataque no solo es un ejemplo escalofriante de racismo abierto, sino que también ha galvanizado a un grupo de donantes que la ven como una víctima de la “cultura de la cancelación”. Entre los donantes se encuentran figuras de la extrema derecha que abogan por la libertad de expresión, pero ¿a qué costo?
Con cada dólar recaudado, se envía un mensaje aterrador: la violencia y el odio son aceptables si se disfrazan de derechos. La plataforma de crowdfunding GiveSendGo ha sido el epicentro de esta recaudación, donde los donantes se agrupan para proteger a Hendricks, a quien consideran una mártir del racismo. En sus declaraciones, ella se presenta como la víctima, alegando que su vida y la de su familia están en peligro tras la exposición pública de su odio.
Mientras tanto, las voces de quienes defienden al niño víctima del ataque se ahogan en un mar de apoyo a la mujer racista. Los comentarios de los donantes y la retórica que rodea la campaña son un claro indicativo de que el racismo, una vez escondido, ahora se siente empoderado y respaldado. Los defensores de Hendricks están decididos a normalizar este comportamiento, ignorando las implicaciones devastadoras que tiene para los niños y las generaciones futuras.
Este escándalo es un llamado a la acción. La sociedad no puede permanecer en silencio mientras el odio se celebra y se financia. Las comunidades deben unirse para proteger a aquellos que son atacados por la intolerancia y exigir responsabilidad. Mientras tanto, el peligro persiste: el racismo no solo se manifiesta en palabras, sino en acciones que pueden tener consecuencias devastadoras para todos.