**El Último Adiós: La Historia de la Monja que Lloró por el Papa**
La conmoción recorre el mundo tras la muerte del Papa Francisco, y entre las lágrimas de dolor, una figura emerge con una historia que toca el alma: Sor Geneviève Xaningros, una monja de 82 años que dedicó su vida a los olvidados. En un acto sin precedentes, esta mujer, que ha abrazado a los marginados durante más de cinco décadas, se acercó al féretro del pontífice con pasos lentos, rompiendo el protocolo y mostrando al mundo el verdadero significado de la amistad y el amor.
Sor Geneviève, miembro de la congregación de las Hermanitas de Jesús, no solo conocía al Papa; compartían un vínculo profundo, forjado a través de su compromiso con los más necesitados. Su tía, Léonie Duquet, fue una de las monjas francesas desaparecidas por la dictadura argentina en 1977, lo que unió aún más sus destinos. Cuando Francisco ascendió al papado, su conexión se fortaleció, convirtiéndose en una amistad sincera que trascendía la religión.
El 21 de abril de 2025, el mundo se paralizó con la noticia de su fallecimiento. Para Sor Geneviève, no se trató simplemente de la pérdida de un líder religioso, sino de un hermano del alma. Días después, en la majestuosa Basílica de San Pedro, su presencia desbordó todo protocolo. Con una mochila verde a sus espaldas, se acercó en silencio al ataúd, recordándonos que el amor verdadero no necesita palabras.
Mientras los cardenales y jefes de Estado rendían homenaje, Sor Geneviève se convirtió en el símbolo del amor y la compasión, mostrando al mundo que la muerte de Francisco no silenciará su legado. En medio del duelo, esta monja nos enseñó que la verdadera amistad se manifiesta en actos de amor y presencia. En un instante cargado de emoción, nos recordó que el impacto de una vida dedicada a los demás perdura más allá de la muerte.