La muerte repentina de Rubby Pérez, la icónica voz del merengue, ha dejado al país sumido en el dolor y la controversia. En la madrugada del 8 de abril de 2025, mientras el Jetset de Santo Domingo se encontraba repleto de fanáticos, un colapso devastador acabó con la vida de 225 personas, entre ellas la del propio artista. La tragedia fue un estruendo que resonará en la memoria colectiva, pero lo que ha encendido aún más la indignación y el asombro es su testamento: Rubby dejó toda su fortuna, valorada en millones, a su novia, Lady Rosario, desconocida hasta ese momento.
La decisión ha generado una tormenta mediática. Ni sus siete hijos, ni sus hermanos, ni siquiera su madre fueron mencionados en el documento que estipula que su patrimonio, incluyendo derechos de autor y bienes inmuebles, queda en manos de una mujer con la que no llegó a casarse. Las redes sociales se han inundado de comentarios de apoyo y condena. “Papá nos dejó el apellido, pero también nos dejó solos”, escribió uno de sus hijos, desolado por la decisión.
La relación entre Rubby y Lady, que solo se conoció tras su muerte, ha sido objeto de especulación. Algunos aseguran que ella fue su refugio en los últimos años, mientras que otros la acusan de haber influido en su decisión de excluir a su familia. ¿Fue un acto de amor genuino o una maniobra calculada? Las preguntas se multiplican mientras la nación llora a su ídolo.
A medida que los medios se lanzan sobre esta historia, muchos se preguntan qué llevó a Rubby a tomar una decisión tan drástica. Las voces de sus hijos y hermanos claman por respuestas, en tanto que el legado musical de Rubby Pérez se encuentra en un limbo moral y legal. La música de este ícono no ha dejado de sonar, pero su legado familiar está marcado por el silencio y la controversia. La discusión apenas comienza.