La historia de Rebeca Iturbide, una de las actrices más emblemáticas de la época dorada del cine mexicano, se entrelaza con el éxito, la tragedia y la lucha personal. Nacida en El Paso, Texas, en 1924, Rebeca mostró su talento en más de 40 películas, destacando en colaboraciones con figuras como Germán Valdés, conocido como Tin Tan. Sin embargo, su carrera se vio truncada tras un grave accidente que le ocasionó una lesión en la columna vertebral.
Su vida personal también estuvo marcada por el drama. Rebeca mantuvo una relación romántica con el actor Luis Aguilar, quien, devastado por su ruptura, cayó en una profunda lucha contra el alcohol. A pesar de su amor por Aguilar, Rebeca encontró el amor en el famoso tenista Federico Sendel, lo que llevó a una serie de desafíos emocionales para ambos.
Después de una brillante trayectoria en el cine, su vida dio un giro inesperado en 1976 cuando un accidente doméstico la obligó a retirarse permanentemente de la actuación. A pesar de las dificultades físicas, Rebeca se trasladó a la Casa del Actor, donde continuó apoyando a sus colegas y explorando su amor por la pintura.
El legado de Rebeca Iturbide perdura no solo a través de su contribución al cine mexicano, sino también por su generosidad y dedicación a las artes. A pesar de que su vida estuvo marcada por la tragedia, su espíritu resiliente y su amor por la familia la acompañaron hasta su fallecimiento en 2003. Su historia, llena de talento y desafíos, continúa resonando en la memoria del público y en la comunidad artística de México.