La historia de Amanda del Llano, una destacada actriz, cantante y poeta de la época de oro del cine mexicano, está marcada por el éxito y la tragedia. Nacida el 20 de junio de 1920 en Cintalapa, Chiapas, Amanda se convirtió en un ícono de la industria cinematográfica, pero su vida culminó de manera abrupta y misteriosa a los 44 años, en 1964. Su muerte conmocionó a un país que la había admirado, dejando muchas preguntas sin respuesta.
Los rumores sobre su fallecimiento han girado en torno a dos teorías principales: el envenenamiento y la violencia doméstica. Algunos sugieren que su deterioro de salud podría haber sido causado por un acto deliberado, vinculado a tensiones en su entorno laboral. Se dice que Amanda tuvo conflictos con colegas, lo que alimentó la especulación sobre un posible envenenamiento. Su rápida hospitalización y la falta de explicaciones claras para su enfermedad alimentaron aún más estas teorías.
Por otro lado, existe la versión de que su esposo, el actor y luchador Croc Alvarado, estuvo involucrado en un altercado violento poco antes de su muerte. Sin embargo, estas alegaciones no han sido confirmadas por investigaciones oficiales, dejando la verdad de su muerte en un misterio.
Los últimos días de Amanda estuvieron marcados por complicaciones de salud y múltiples cirugías, que no lograron salvarla. A pesar de su deterioro, continuó participando en eventos públicos, mostrando su inquebrantable espíritu artístico. Su familia reveló que Amanda estaba trabajando en una colección de poemas que nunca pudo publicar, un sueño que quedó sin cumplir.
Amanda del Llano, conocida por su fuerte carácter y su ambición, vivió relaciones tumultuosas y enfrentó un rechazo profesional tras un controvertido cambio en su carrera. A pesar de sus desafíos, dejó una huella perdurable en el cine y la música mexicana, recordada no solo por su talento, sino también por la complejidad de su vida y su trágica muerte.