Los arqueólogos han descubierto una extraordinaria tumba de 2.500 años de antigüedad de un miembro de la realeza celta en las afueras de la ciudad de Lavau, en el centro-norte de Francia.
Se cree que el esqueleto son los restos de un príncipe o princesa real celta.
El equipo aún no ha podido determinar el 𝓈ℯ𝓍o del individuo inhumado, pero las lujosas joyas y artefactos con los que fue enterrada indican que la tumba pertenecía a un miembro de la familia real celta.
El individuo fue enterrado con joyas de oro.
El esqueleto fue enterrado con un carro de dos ruedas y fue descubierto con un torque de oro decorado de 580 g (1,2 libras) alrededor de su cuello y dos brazaletes dorados en sus muñecas.
Una espada envainada descubierta cerca sugiere que la persona pudo haber sido un guerrero o un soldado.
Bastien Dubuis, arqueólogo jefe a cargo de la excavación, dijo al Daily Mail: “La presencia de un carro, un caldero y vajilla de bronce son tres características típicas de una tumba principesca de este período.
Son objetos funerarios bien documentados, objetos de prestigio. Se utilizaban en ceremonias religiosas y como forma de mostrar el poder de la élite”.
La tumba contenía fastuosos jarrones griegos que indicaban la riqueza del individuo enterrado.
Un comunicado del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas de Francia (INRAP) anunció que “la tumba contiene depósitos funerarios dignos de las élites más ricas de Hallstatt”, en referencia a los celtas de Hallstatt, una cultura que surgió en la Edad del Hierro y se extendió por el norte de Europa.
El comunicado también explica: “El mal estado de conservación de los huesos significa que aún no es posible determinar con certeza el 𝓈ℯ𝓍o del individuo”.