Nicolás Maduro, acorralado y desesperado, ha suplicado ayuda a la comunidad internacional ante la inminente intervención militar de Estados Unidos. En un giro dramático de los acontecimientos, se ha confirmado que las tropas estadounidenses están a solo 200 millas de Caracas, preparándose para una operación que podría cambiar el rumbo de Venezuela.
Fuentes indican que los marines han recibido la orden de desembarcar en territorio venezolano, mientras tres buques de guerra se dirigen a la costa de Guyana. Maduro, consciente de su precariedad, ha lanzado un llamado urgente a sus aliados, pidiendo protección ante lo que califica como una invasión. “No permitiré que nos colonizen ni esclavicen”, declaró el dictador, aunque su retórica parece ser un intento desesperado por mantener el control.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, ha emitido una advertencia escalofriante: “No se atrevan a poner un pie en Venezuela”, mientras el pánico se apodera de su gobierno. Los movimientos militares de Estados Unidos son evidentes, con submarinos y aviones de combate en la región, listos para actuar.
Maduro ha reconocido que su régimen está bajo amenaza y ha denunciado un plan para atentar contra su vida. A medida que la tensión aumenta, los ciudadanos venezolanos están en vilo, preguntándose qué sucederá a continuación. La intervención militar, que parecía lejana, ahora es inminente y los ecos de la historia resuenan: ¿será este el fin del chavismo en Venezuela?
Con la presión internacional creciendo y la situación dentro del país cada vez más crítica, el futuro de Maduro pende de un hilo. La comunidad internacional observa de cerca, mientras el tiempo se agota para el dictador que se aferra al poder. La cuenta regresiva ha comenzado, y Venezuela se prepara para un desenlace que podría ser explosivo.