Rocío Dúrcal, la icónica cantante y actriz española, falleció a los 61 años, dejando un vacío irreversible en el corazón de sus millones de seguidores. Su hija, Carmen Morales, ha revelado finalmente lo que muchos siempre sospecharon: la artista, a pesar de su éxito rotundo, enfrentó una vida llena de sufrimiento y sacrificios.
Nacida como María de los Ángeles de las Heras Ortiz en Madrid, Rocío se convirtió en una leyenda de la música latina, con más de cuatro décadas de carrera y más de 20 álbumes a su nombre. Sin embargo, su vida personal estuvo marcada por la tristeza. En 2001, la estrella fue diagnosticada con cáncer de útero, lo que la obligó a cancelar giras y enfocarse en su salud. A pesar de su lucha, la enfermedad avanzó y en 2006, Rocío Dúrcal falleció en su hogar en Torrelodones, Madrid.
Carmen, su hija mayor, ha compartido conmovedoras anécdotas sobre la vida de su madre. “Cuando supo que tenía cáncer, intentó ser fuerte, pero había momentos en que la vi llorar sola. Tenía miedo de dejarnos”, confesó Carmen, añadiendo que su madre siempre se sintió culpable por perderse momentos importantes debido a su carrera. La artista, conocida por su voz poderosa y su conexión con la música ranchera, nunca pudo escapar de la dualidad de su vida: una madre devota, pero también una estrella que brillaba lejos de su hogar.
La vida de Rocío Dúrcal fue un constante tira y afloja entre el amor por su familia y la exigencia de su carrera. Su legado sigue vivo, pero el dolor y la carga emocional nunca se fueron. La revelación de su hija añade una nueva capa a la comprensión de la vida de una de las grandes de la música, recordándonos que incluso las estrellas más brillantes enfrentan batallas ocultas. La música de Rocío Dúrcal perdurará, pero su historia es un recordatorio desgarrador de los sacrificios que a menudo se esconden tras el éxito.