La historia de Fernando Luján, uno de los actores más emblemáticos de México, está marcada por un romance adolescente que comenzó a los 16 años con la actriz chilena Sara Wash. Nacido en Bogotá en 1938 y criado en el seno de una familia de artistas, Fernando fue testigo de la complejidad de las relaciones familiares desde joven. Su relación con su padre, Alejandro Changuerotti, era tensa y contribuyó a su deseo de independencia.
A pesar de su corta edad, Fernando se involucró con Sara, quien era 30 años mayor que él. Este romance no solo atrajo la atención de los medios, sino que también generó críticas por la notable diferencia de edad. En retrospectiva, Fernando reconoció que no estaba preparado para una relación tan seria y que la presión social fue uno de los factores que llevaron al final de su relación tras un año y medio.
Después de su ruptura con Sara, Fernando continuó su carrera en el cine, pero su vida amorosa fue tumultuosa, marcada por varios matrimonios y la crianza de diez hijos. Su búsqueda de amor y conexión a menudo se vio afectada por la naturaleza caótica de su vida, que incluía un estilo de vida bohemio y numerosos desafíos personales. A pesar de los problemas, Fernando mantuvo un profundo amor por su familia y la actuación.
En sus últimos años, Fernando encontró estabilidad al lado de Marta Mariana Castro, con quien compartió un vínculo profundo durante más de dos décadas. Su vida juntos fue un testimonio de crecimiento emocional y apoyo mutuo. Sin embargo, su salud comenzó a deteriorarse, y a pesar de varios procedimientos médicos, falleció el 11 de enero de 2020.
El legado de Fernando Luján perdura a través de sus hijos y su impacto en el cine mexicano. Su historia es un recordatorio de la complejidad del amor y las relaciones humanas, así como de la búsqueda constante de conexión emocional que lo definió a lo largo de su vida.