Vicente Fernández, conocido como El Charro de Huentitán, sigue siendo una de las figuras más emblemáticas de la música mexicana, incluso tres años después de su fallecimiento. Su esposa, María del Refugio Abarca Villaseñor, conocida como Doña Cuquita, ha decidido romper su silencio y compartir detalles íntimos sobre su vida juntos, destacando el amor y el respeto que siempre los unió, a pesar de los rumores y desafíos que enfrentaron a lo largo de su relación.
Vicente Fernández nació el 17 de febrero de 1940 en Huentitán el Alto, Jalisco, en una familia de escasos recursos. Desde muy joven mostró su pasión por la música, inspirado por íconos como Pedro Infante y Jorge Negrete. A los 14 años, comenzó a cantar en bodas y restaurantes, lo que le permitió ganar reconocimiento. Su primera actuación televisiva llegó a los 21 años, y en 1965 se trasladó a la Ciudad de México en busca de hacer realidad su sueño musical.
A lo largo de su carrera, Vicente lanzó innumerables éxitos y se convirtió en un símbolo de la música ranchera, siendo conocido como el “Sinatra Mexicano”. A pesar de su éxito, su vida estuvo marcada por tragedias, incluyendo el secuestro de su hijo Vicente Jr. en 1998. Sin embargo, la familia se mantuvo unida y su legado musical se consolidó con el paso de los años.
Doña Cuquita, en una reciente entrevista, abordó los rumores de infidelidades que rodearon a Vicente, afirmando que nunca sintió celos y que siempre fue su esposo. A pesar de los altibajos, su amor perduró, un vínculo que se ha vuelto aún más significativo desde su fallecimiento el 12 de diciembre de 2021. La noticia de su muerte generó una ola de homenajes a nivel mundial, y su legado sigue vivo en la música y en el corazón de millones.
Con el paso del tiempo, la historia de Vicente Fernández y su inquebrantable amor por Doña Cuquita resuena como un testimonio de perseverancia y pasión, un legado que continúa inspirando a nuevas generaciones. Su música sigue siendo un pilar de la cultura mexicana, y su memoria permanece en el corazón de quienes lo admiraron.