Julisa, la icónica actriz y cantante mexicana, ha vivido una vida marcada por el éxito y la melancolía. A sus más de 80 años, su trayectoria en la época dorada del cine la llevó a alcanzar la fama, pero su vida personal ha estado llena de luchas internas y soledad. Su infancia, marcada por la ausencia de sus padres, dejó huellas profundas en su ser. Criada en un internado en Toronto, la relación con su madre, Rita Macedo, una estrella del cine mexicano, se tornó compleja tras el matrimonio de esta con el escritor Carlos Fuentes.
Julisa, quien comenzó su carrera musical a los 16 años, se convirtió en la primera mujer vocalista de un grupo de rock en México, Los Pfes. Su talento la llevó a una carrera exitosa, pero el camino no estuvo exento de obstáculos. A lo largo de su vida, enfrentó la traición, la presión y la lucha por encontrar su propia identidad, en especial tras el suicidio de su madre, un suceso que la afectó profundamente.
Con el tiempo, Julisa se estableció como productora y actriz destacada, adaptando exitosos musicales de Broadway en México. Sin embargo, su vida estuvo marcada por relaciones tensas, como la que mantiene con su hermano Luis de Llano, y la dolorosa separación de su grupo musical, Onda Vaselina, que vivió como una traición personal.
A pesar de sus dificultades, Julisa ha seguido adelante, enfrentando problemas de salud recientes con una actitud positiva. Su hijo, Benny Barra, quien ha seguido sus pasos en la industria del entretenimiento, ha estado a su lado durante su recuperación tras una grave caída. Julisa, a pesar de sus luchas, continúa siendo un símbolo de resiliencia y talento, recordando a todos que la vida está llena de altibajos. Su historia es un testimonio del paso del tiempo y el impacto de una vida dedicada al arte y a la superación personal.