En el mundo del fútbol, la historia está repleta de casos de jugadores que, a pesar de haber alcanzado la fama y la fortuna, terminaron sus días en la miseria. Este fenómeno ha capturado la atención de muchos, pues plantea la cruda realidad de cómo el exceso, las malas decisiones y las adicciones pueden arruinar vidas. En este artículo, exploramos siete casos impactantes de futbolistas que vivieron el ascenso y la caída.
Comenzamos con Garrincha, un ícono brasileño que, a pesar de su talento inigualable, sucumbió a las adicciones y a problemas financieros que lo llevaron a la ruina. Su vida personal, marcada por el alcoholismo y relaciones tumultuosas, culminó en su muerte en 1983 a causa de cirrosis hepática.
George Best, una leyenda del Manchester United, también sufrió un destino similar. Aunque brilló en el campo, su vida estuvo plagada de excesos y adicciones que lo llevaron a perder su fortuna y su salud. Falleció en 2005 tras años de batallas contra el alcohol.
Diego Maradona, considerado uno de los mejores futbolistas de la historia, vivió un ascenso meteórico, pero su vida personal estuvo marcada por escándalos y adicciones. Su salud se deterioró rápidamente y falleció en 2020, dejando un legado complicado.
Sócrates, un jugador brillante y activista político, también enfrentó una vida llena de excesos. Su pasión por el alcohol y el tabaco afectó su salud, y falleció en 2011, dejando una profunda huella en el mundo del fútbol.
Paul Gascoigne, conocido por su talento, luchó contra problemas de salud mental y adicciones que afectaron su carrera y su vida personal. Su historia es un recordatorio de que la fama no siempre garantiza la felicidad.
Eusébio, aunque no murió en la miseria, enfrentó dificultades financieras tras la Revolución de los Claveles en Portugal, lo que le dejó una carga económica significativa. Su legado como uno de los grandes del fútbol permanece intacto.
Finalmente, la historia de Andrés Escobar es quizás la más trágica. Su vida se apagó de manera violenta tras un gol en propia puerta en el Mundial de 1994, un hecho que desató una serie de eventos fatales. Su asesinato sigue siendo un recordatorio sombrío de las presiones del fútbol y la cultura de las apuestas.
Estas historias ilustran que el éxito en el deporte no siempre se traduce en estabilidad personal y financiera. La fama puede ser efímera, y las decisiones que se toman en la cima pueden tener consecuencias devastadoras.