El mundo del cine ha perdido a numerosos actores icónicos del género de western que fallecieron prematuramente, dejando un legado imborrable en la historia del séptimo arte. Entre ellos, Steve McQueen, conocido por su valentía al rechazar dobles de acción, falleció a los 50 años debido a un cáncer incurable, el mesotelioma, el 7 de noviembre de 1980. Su carrera despegó con la serie “Wanted: Dead or Alive” y continuó con éxitos como “Los siete magníficos”.
Otro gran talento fue Peter Lee Lawrence, quien a los 30 años perdió la vida por un glioblastoma multiforme. Su contribución al cine spaghetti western fue significativa, destacando en películas como “El hombre que mató a Billy the Kid”. A su vez, el actor Cliff Gorman, famoso por interpretar villanos en westerns, murió de un ataque al corazón a los 64 años.
Gary Cooper, ganador de dos premios Oscar, enfrentó una larga batalla contra el cáncer antes de fallecer a los 60 años. Su interpretación en “Matar o morir” es recordada como uno de sus mayores logros. Por otro lado, Alan Ladd, quien tuvo que interrumpir su carrera por el servicio militar, sucumbió a una sobredosis a los 50 años tras años de lucha contra el alcoholismo.
William Holden, un destacado actor de la década de 1950, también sufrió las consecuencias del alcohol, lo que llevó a su muerte accidental a los 63 años. Robert Ryan, conocido por su versatilidad en papeles de villano y héroe, falleció a los 63 años por complicaciones de un cáncer de pulmón.
Finalmente, Clark Gable, el “rey de Hollywood”, sufrió un ataque cardíaco que le costó la vida a los 59 años, dejando un legado que incluye varios westerns memorables. La muerte de estos actores nos recuerda la fragilidad de la vida y el impacto duradero que han dejado en el cine. ¿Cuál de ellos fue tu favorito? Comparte tus pensamientos y recuerda su legado.