El “3% PARA KARINA” mientras sigue el ajuste en discapacidad | RESUMEN IMPOSIBLE

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**El “3% PARA KARINA” mientras sigue el ajuste en discapacidad | RESUMEN IMPOSIBLE**

La crisis en la Argentina se intensifica: el escándalo del “3% para Karina” se entrelaza con un brutal ajuste en el sistema de discapacidad. Mientras el gobierno enfrenta una investigación por coimas, miles de personas con discapacidad hacen largas filas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) para tramitar pensiones suspendidas. La indignación crece al descubrir que, mientras se recortan derechos, algunos funcionarios se benefician con un porcentaje de las ganancias de medicamentos destinados a este sector vulnerable.

El riesgo país supera los 800 puntos, y el gobierno de Javier Milei, ya golpeado por la crisis financiera, se encuentra en un mar de confusión. La situación se complica con la revelación de audios que implican a Diego Españuelo, ex titular de la ANDIS, en una red de corrupción. La justicia ha comenzado a investigar, pero hasta ahora no hay imputaciones concretas.

El escándalo ha llevado a la oposición a exigir explicaciones inmediatas de los ministros de Salud y de la ANDIS, quienes han eludido comparecer ante el Congreso. La presión aumenta mientras se revelan nuevos audios que sugieren un sistema de corrupción que afecta a los más necesitados.

“Les estamos afanando los choreos”, dijo Milei en un acto, lo que desató una ola de críticas por su insensibilidad ante la crisis que enfrentan los discapacitados. La situación es crítica: testimonios de personas que luchan por sobrevivir sin los medicamentos necesarios se multiplican, evidenciando la cruel realidad que viven bajo un gobierno que parece más preocupado por su imagen que por el bienestar de su pueblo.

El futuro político de Milei se encuentra en la cuerda floja, con elecciones a la vista y un escándalo que podría costarle caro. La Argentina está en un momento decisivo, y la lucha por los derechos de las personas con discapacidad se convierte en el símbolo de una crisis que no da tregua. La pregunta persiste: ¿cuánto más podrá soportar la sociedad argentina ante la corrupción y el desamparo?