Un crimen atroz ha conmocionado a México: Keila Nicole, una niña de apenas 13 años, fue descuartizada en San Quintín, Baja California, y su asesino, Christian Iván, de 16 años, ha confesado el horror que llevó a cabo. La comunidad exige justicia y castigo severo para un joven que, inspirado por la serie “Dexter”, decidió convertir su fantasía en una brutal realidad.
El desgarrador caso ha desatado una ola de indignación no solo por la naturaleza del crimen, sino por la negligencia de las autoridades que, al no activar el protocolo de búsqueda tras la desaparición de Keila, permitieron que el tiempo se convirtiera en un enemigo mortal. La madre de la víctima, Dalia Guadalupe, ha clamado por justicia, señalando que cada minuto cuenta cuando se trata de un menor.
Keila, conocida por su carisma y alegría, salió de casa un día cualquiera para reunirse con una amiga, pero jamás regresó. En su lugar, su familia recibió la devastadora noticia de que su hija había sido asesinada de manera brutal. Christian, quien había compartido risas y juegos con ella desde la infancia, la traicionó de la forma más cruel. Su cuerpo fue encontrado desmembrado, un acto que desafía la comprensión humana y que ha dejado a la comunidad en estado de shock.
Las autoridades han enfrentado críticas por su respuesta tardía, y tres policías han sido removidos por omisión. La comunidad exige que Christian sea juzgado como adulto, ya que la pena máxima de cinco años para un menor no es suficiente para un crimen de tal magnitud. La angustia de la madre y el clamor de la sociedad resuenan con fuerza: ¡Justicia para Keila! Este crimen ha dejado una herida profunda en San Quintín, una herida que, lamentablemente, podría haberse evitado con una respuesta adecuada de las autoridades. La lucha por justicia continúa, mientras la familia de Keila y la comunidad se niegan a olvidar el horror que ha marcado sus vidas.