El juez que falló a favor de Javier Milei en la polémica denuncia de Ian Moche se encuentra en el centro de una tormenta mediática tras declaraciones incendiarias que han desatado la indignación pública. En una entrevista reciente, el magistrado defendió la exposición de un niño en los medios, sugiriendo que las críticas son una consecuencia previsible de la visibilidad pública. Esta afirmación ha generado una ola de protestas, especialmente considerando que el niño en cuestión estaba abogando por los derechos de las personas con autismo.
La controversia estalló cuando el presidente Milei, a través de su cuenta oficial, hizo comentarios que muchos interpretaron como un ataque hacia el menor. Las redes sociales se han llenado de reacciones furiosas, acusando al mandatario de atacar a un niño en lugar de centrarse en el debate sobre los derechos de las personas con discapacidad. La situación se intensifica a medida que los defensores de los derechos humanos exigen una retractación y un enfoque más sensible hacia la crítica de los menores.
El juez, al defender su decisión, argumentó que la libertad de expresión debe ser garantizada para todos, incluso para un presidente, pero sus palabras han sido vistas como una falta de empatía hacia un niño que solo busca visibilizar una causa noble. La tensión entre el poder judicial y el ejecutivo se hace palpable, y muchos se preguntan si este episodio marcará un antes y un después en la relación entre ambos poderes.
La comunidad está en alerta, y la presión aumenta sobre el juez y el presidente para que aclaren sus posiciones. La defensa de los derechos de los niños y la responsabilidad de los adultos en el manejo de estas situaciones están en el centro del debate. El tiempo corre, y la sociedad exige respuestas claras y firmes en un contexto donde la sensibilidad y la justicia deben prevalecer.